Jorge es una persona que
representa a una parte de la población, es un niño. Y juega a las
construcciones de madera, como los demás niños, juntando las
piezas, buscando un objetivo: hacer la torre más alta y que aguante
unos segundos antes de caerse, para volver a hacer otra distinta,
porque seguramente no se acuerde de cómo estaban colacadas las
piezas antes, o porque simplemente quiera crear, no parar de crear.
Pero juega solo, creo que no
he escuchado su voz aún y si habla lo hace muy bajito, supongo que
es tímido. No veo que él haga con los demás lo que hace con sus
piezas, y automáticamente pienso que algo pasa, que alguien que está
solo rodeado de otras personas, es por algo. Una cosa lleva a la otra
y empiezo a replantearme por qué asociamos la soledad como un
problema, por qué nos da pánico y pena a la vez. A lo mejor era
decisión de Jorge no estar con los demás, no que los demás niños
hayan decidido no estar con él, que es muy distinto. Lejos del
rechazo, Jorge es un niño que quiere jugar solo hoy, ahora, y que
tal vez luego alguien pueda acompañarlo en su imaginación y
esfuerzo por colocar una pieza encima de la otra, de forma detallada
y con cuidado, moverlas con inteligencia; pero cuando Jorge quiera.
El ser humano está
programado para relacionarse, no me cabe duda, y el alcohol es un
lubricante social, eso también, pero dejando a un lado los vicios,
qué nos pasa que no sabemos estar solos muchas veces. Qué tiene de
malo sentarse en una terraza a tomarse una cerveza y que la silla de
al lado esté vacía, por qué es preocupante no tener con quién ir
a comprarse lencería bonita y maquillaje, dónde está el problema
de que una persona vaya en su mundo y no tenga las puertas abiertas a
él para cualquiera que le de la gana entrar. Y si a este tipo de
personas, que no se relacionan a la ligera o que no tienen a mucha
gente, aparentemente, lo que les pasa es que son selectivas y
exigentes.
Jorge es feliz. Está
contento por colocar sus piezas en el tiempo de juego y luego ponerse
el abrigo para que le recojan e irse a casa. No busca que nadie, con
cara triste, se le acerque preguntando que si está bien. No quiere
que le fuercen a sentarse al lado de Vera o de Mario para así entrar
en el juego de ellos y tenerlo ocupado porque se esté desarrollando
con los demás, como los demás.
Jorge quiere que le dejen en
paz, que cuando quiera algo de alguien, ya se lo buscará, ya lo
pedirá.
Deberíamos aprender a estar
solos, a estar con nosotros mismos primero, para después poder ser
con el resto.
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