la ventana abierta al poco viento,
alguna voz gritando en la calle.
Ojalá estuvieras aquí
para quejarte conmigo
de que tú tampoco
puedes dormir.
Miguel Gane. (@miguelgane)
La vida es un poco zorra, una noche tan pronto te
pone cachonda como a la siguiente triste.
Coge aire, no digas luego que no te avisé. La
virtud de Madrid es que para poder ver sus estrellas primero se tienen que meter
entre tus piernas, fluye y te convertirás en una estrella fugaz fugada del
orgasmo. No soy ningún polvo mágico pero sé que podemos hacer magia en ese
polvo, no tengas prisa por morir porque antes vamos a acabar la botella de Luna
Lunera que se quedó esperando, fría y solitaria, en mi nevera. Pídeme como
deseo y, cuando me tengas, sopla. Vámonos a la playa, allí donde las olas
rompen con fuerza, a ahogarnos en gritos y no en sollozos, pareceremos un mar sísmico
en la arena. Cierra los ojos para ver al placer de frente y deja a la pena en
la quinta esquina de la habitación. Ya me lo decían, más vale pájaro en mano
debajo de tus sábanas que ciento volando entre tus dedos, o algo así era. Te quiero
llevar tan alto que el Everest quedará en un segundo puesto y quiero
presentarte a alguien, ella es Selene, entre diosas os entenderéis mejor.
La fea realidad llega en el momento en el que voy a cogerte la mano en
el laberinto de cada sueño y no la encuentro. El recuerdo, la suposición y la
imaginación han conspirado sin ti contra mí, no me dejan sentir(te) ni respirar(te)
y la tristeza me roza sin piedad. La razón de ser es que estés lejos sin querer
o, lo que es lo mismo, no poder tenerte cerca. Voy a hacer la confesión del
mes: en soledad toco la añoranza huelo la melancolía degusto la esperanza oigo
la rabia veo el dolor y me dejas sin sexto sentido. Contra todo pronóstico, el
mes de julio ha empezado frío con ganas, no veo el brillo del sol y no me dejan
quejarme contigo de que yo tampoco puedo dormir por el calor de sus noches.
La vida es un poco zorra, tan pronto te deja cerca
de mí como después te aleja de nosotras.
La noche estrellada, Vincent van Gogh
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